domingo, 28 de junio de 2020

HISTORIA DE UN AZULEJO

Théophile Gautier en la calle Párraga


En la segunda quincena de septiembre de 1922 (la datación es nuestra), Melchor Fernández Almagro recibe una carta colectiva desde Granada de sus amigos los rinconcillistas. La carta está firmada por Federico y Francisco García Lorca, José Mora Guarnido, Francisco Soriano Lapresa, Antonio Morón Perea y Antonio de Luna.

En dicha carta Federico dice: “Queridísimo Melchorito: Aquí estoy en el Rinconcillo con Pepe Mora preparando la fiesta del azulejo y acordándome de ti como siempre y con el mismo cariño... Pensamos que antes o después del descubrimiento del azulejo haya un banquete a base de manjares granadinos, que ya conoces y que tan dignos son de elogio y veneración profunda”.

Por su parte, José Mora le comunica que ha tardado en escribirle pues aún no sabe seguro en qué fecha se va a colocar el azulejo y que, ya que los que viven en la corte tienen que hacer el viaje para venir a inaugurarlo, que sean ellos los que pongan la fecha. Terminando su misiva de la siguiente manera: “Yo espero que el azulejo estará pegado a la pared por los esclavos de Fernando Vílchez el día 15. A Ramón [Gómez de la Serna] le he escrito hablándole de esto.” (García Posada, Miguel, 1996, págs. 114-115)

En otra carta de Lorca y Mora a Melchor, que yo creo posterior a la que hemos visto más arriba, le dice Mora lo siguiente:

“Para estas publicaciones, y para los azulejos que pensábamos hacer, se necesita contar ya con el emblema del Rinconcillo, cuya creación tú nos proponías. Federico ha propuesto tres emblemas; un candil y una estrella encima, la rosa de los vientos, o la constelación Lira con las estrellas unidas por líneas de puntos en azul. A mí no se me ocurre nada, y todos me gustan. Dinos tu opinión, o si a ti se te ocurre algún otro para que cuanto antes decidamos y que Manolo Ortiz nos lo dibuje. .... ¿Qué te pareció mi artículo sobre el azulejo a Gautier? García Posada, Miguel, 1996, págs. 113)

Fotografía reciente de la placa de Fajalauza diseñada por Manuel Ángeles Ortiz

Podríamos decir que con esta carta ya están presentados todos los actores de esta historia, y además, trasladamos la acción a un nuevo formato como es el de la prensa diaria granadina, pero también la nacional, pues la iniciativa tuvo una amplia repercusión y fue registrada en un buen número de periódicos nacionales.

La cuestión es que en el año 1922 se celebraba el cincuenta aniversario de la muerte de Théophile Gautier y en Francia se programaron diversos actos, mientras que en España no hubo demasiado interés por la conmemoración, salvo en Granada, en donde el grupo de agitadores culturales que componían el grupo independiente de “El Rinconcillo” en el Café Alameda, siempre intentando hacer algo distinto, tras la finalización ese año del controvertido Concurso de Cante Jondo en la Plaza de los Aljibes, abordaron un nuevo  proyecto, que graciosamente bautizaría José Mora Guarnido en su libro Federico García Lorca y su mundo, como “la etapa de los homenajes del Rinconcillo”.

Se trataba de realizar un sencillo homenaje a todos aquellos personajes olvidados en Granada que, por su sensibilidad y creatividad, habían conseguido elevar el nombre de la ciudad a las más altas cotas del arte, la historia o la literatura. Así, la primera oportunidad sería la del escritor francés que visitó la ciudad en 1840 y de la que dejó un vivo retrato en su libro Viaje por España. Se pensaron otros homenajes y, aunque no todos se realizaron, los que si llegaron a ver la luz, aún son rastreables por la geografía urbana de la ciudad, pero de estos ya nos ocuparemos otro día.

Cronológicamente, será Fernández Almagro quien el 16 de agosto de 1922 escriba un artículo en el NOTICIERO GRANADINO, dando los primeros datos sobre el cómo y porqué de esta historia:

“Una noche de la última primavera, divagamos sin presura, por las calles de Madrid, Mora Guarnido y yo. Por uno de esos engarces casuales en toda conversación, insertamos en la nuestra un tema, por demás sugestivo: Granada vista por el viajero. Y hubimos de convenir que nuestra ciudad debe los más finos y rendidos homenajes a las letras extranjeras. Estas han universalizado el encanto insuperable y múltiple de Granada.”

Retrato de Theophile Gautier por Félix Nadar custodiado en la BNE.

A continuación habla de que quizás los mejores escritores que narraron la ciudad y más la proyectaron fueron Washington Irving, con sus Cuentos de la Alhambra, y Gautier, con su Viaje por España, por lo que: “He aquí que –concluimos Mora Guarnido y yo– Granada debe colocar en sitio adecuado, una lápida que perpetúe la buena memoria del gran Théo. O mejor que lápida, un azulejo.” Continua “Melchorito” su artículo analizando la obra de Gautier en referencia a Granada y sus gentes, muy especialmente a la mujer granadina, por lo que concluye que deberían ser las mujeres de Granada quienes realizaran el homenaje, porque: “Ellas son, a la postre, las que al operar sobre una masa general, recelosa e inerte, han de salvar a Granada de la ola agarbanzada, aceitosa, y rastacuera que la invade.” En clara alusión al decaimiento cultural institucional acaecido desde la visita de Gautier a la ciudad. Remata el artículo diciendo que el lugar ideal para la colocación del azulejo sería la casa en la que vivió, pero que ni el propio Théophile lo llegó a dejar claro y que esa parte se la dejaba a los sesudos estudiosos de la ciudad como Paula Valladar. “Opine quien guste sobre el emplazamiento del homenaje y colabore al empeño. Claro que yo, genitor de la idea, estoy obligado a predicar con el ejemplo. Pues bien: extiendo el brazo hacia mi ciudad inolvidable y entrego las primeras cinco pesetas”.

Al día siguiente, el diario granadino GACETA DEL SUR publicaba un artículo como comentario al de Fernández Almagro, bajo el revelador título de LOS EXTRANJEROS ADMIRAN Y LOS GRANADINOS MUTILAN. En él se reproduce un fragmento del Viaje por España, el dedicado a los paseos del Salón y la Bomba, y establece la comparación con la paulatina desaparición de la belleza del lugar, especialmente con la construcción de una fábrica al final de la Bomba que oculta el panorama de la Sierra.

El 19 de agosto, otra vez en el NOTICIERO GRANADINO, publican sus artículos Mora Guarnido y Antonio Gallego Burín. Mora, concretamente nos cuenta: “El proyecto es hacerle a Gautier un azulejo, porque el azulejo es más granadino que la lápida, un azulejo de nuestra chiquita, modesta, original y peculiar Fajalauza.” Y, más abajo, “Era aquel un tiempo (el de Gautier) ni mejor ni peor que el nuestro quizá; pero más bello seguramente. Era entonces Granada más bella. Los hombres más cultos se han encargado después de irle quitando belleza y modernizándola, los pobres hombres cultos que dicen ‘la España de Gautier y de Merimee’.” Estos entresacados, nos aclaran dos posiciones conceptuales del grupo del Rinconcillo: una, la reactivación de las tradiciones locales adaptada a las nuevas necesidades y la segunda, el desprecio a la corriente costista predominante desde la pérdida de las colonias, refugiándose en los valores castizos del país o, incluso como es el caso, de lo regional.

Volveremos a tener noticias del azulejo a través de la prensa nacional, en las páginas de EL LIBERAL del 23 de septiembre, en la columna La Vida de Ramón Gómez de la Serna que, como vimos, fue avisado por Mora Guarnido del proyecto y este le dió un empujoncito desde su tribuna periodística. En su texto felicita por la idea a los dos jóvenes escritores granadinos (Fernández Almagro y Mora Guarnido), hace un elogio a Gautier y recoge el testigo del lugar donde fijar el azulejo conmemorativo, ya que no se sabe con seguridad cual es el lugar exacto donde vivió y eso haría inexacto el texto tradicional de “En esta casa vivió...” Y lo resuelve, como no podía ser menos, con esa brillante socarronería:

“Yo pondría ese azulejo en el patio de los Leones, donde durmió algunas noches Gautier echando un colchón sobre las baldosas del claustro y donde así quedaría perpetuado su espíritu lírico y exaltado, en un ámbito más propicio que el espacio marginal de una casa de huéspedes. Yo colocaría ese azulejo en ese patio, empotrándolo entre los arabescos de la parte restaurada, y el azulejo diría:

Detalle de la inscripción que proponía Ramón Gómez de la Serna en
EL LIBERAL de 23-09-1922. BNE.

Y una noche de luna todos asistiríamos a la colocación de esa lápida en la Alhambra como al entierro del maestro en un nicho del patio feliz e inmortal.”

Seguirán las publicaciones en LA VOZ DE MADRID (3-10-1922), por parte de Mora Guarnido, con un artículo que va desvelando como se ha de hacer el homenaje:

“Un azulejo (un azulejo de Fajalauza, la alfarería que es ahora en España pura y antigua, la que todavía no se ha contaminado con la industrialización) se pondrá en la calle donde vivió, en la casa más granadina y más bella de la calle, con un letrero breve, sin adjetivos, sin elogios de cronista municipal  ...El azulejo se descubrirá de noche, sin charangas ni autoridades de levita, en una noche otoñal granadina, cuando ya estén cerradas todas la puertas y la beocia ronque su cansancio y su afán cotidiano. Gitanos y gitanas cantarán las gelianas, el petaco, el vito, la tana, la cachucha, los cantos antiguos y bellos de los gitanos del Sacro-Monte, cuyos abuelos serían quizá amigos de Gautier.”

Al día siguiente Fernández Almagro desde el NOTICIERO, contesta a Ramón Gómez de la Serna sobre la imposibilidad de poner la placa de azulejos en el patio de los Leones y comenta que se hará en una casa del comienzo de la calle Párraga y que la misma dirá: “En esta calle vivió...” para no errar.

El 23 de octubre, día del cincuentenario del fallecimiento de Gautier, el escritor Luis Araujo Costa hace su particular homenaje al escritor francés  en LA ÉPOCA, citando de camino la iniciativa granadina. Este artículo será reeditado el día 27 por el diario granadino LA PUBLICIDAD, al día siguiente de haber sido inaugurado el azulejo. La GACETA DEL SUR lo cuenta de la siguiente forma:

“En el restaurant Los Leones (situado en la Acera de Darro) se reunieron anoche, en comida íntima, para festejar el descubrimiento del azulejo que en honor de Gautier ha dedicado varios escritores y artistas granadinos por iniciativa de Melchor Fernández Almagro, los señores García Valdecasas, Vilchez, Mata, Pardo, Borrajo, de los Ríos, García Picossi, Pérez Serrabona, Luna, Morcillo, Gallego, Barrios, Navarro, Nicolás María López, Mora, Segura, Cerón, Aguilera, Domingo, Alonso Martínez, Mesa Moles, Lanz, Cendoya, Loyzaga, Escribano, Saldaña, Jofré, Gilzauz y Martín.

Terminada la cena, dirigiéronse todos a la calle de Párraga, donde el azulejo ha sido colocado, siendo descubierto entre luces de bengala y grandes aplausos.

El azulejo es obra del pintor granadino Manuel Ángeles Ortiz, y ha sido ejecutado en Fajalauza, teniendo un sencillo y gracioso sabor granadino.”  

Curiosamente, El DEFENSOR DE GRANADA, no se había hecho eco en ningún momento de la cuestión hasta el día 29, tres días después de la inauguración y con un amplio artículo de Constantino Ruiz Carnero que comenzaba así de furibundo:

“Se acaba de tributar en Granada un modestísimo homenaje a Teófilo Gautier. El espíritu exclusivista de quienes lo organizaron, ha sido la causa de que el homenaje pase inadvertido. Pero la mayor parte de la intelectualidad granadina ha estado ausente del homenaje, porque ni siquiera se ha solicitado su adhesión. Con ese exclusivismo de grupo, se ha empequeñecido lo que pudo tener un sentido más amplio y trascendente”

Duras palabras que salen de la pluma del que era compañero de fatigas literarias de Mora Guarnido y amigo de Federico García Lorca. Poco después Constantino será el director de EL DEFENSOR y uno de los alentadores fundamentales del Ateneo de Granada, pero eso será otra historia. El texto prosigue, dudando si en vez de Gautier no hubiera sido mejor elegir a algún granadino para el homenaje e, incluso, busca invalidar la imagen que de Granada dio el francés, respecto al atuendo tradicional, frente a la moda europeísta que comenzaba en España o sobre la cochambre de la ciudad. Obviamente, así no podían quedar las cosas y Mora Guarnido contestó en las páginas de LA VOZ de Madrid (1-11-1922). Solamente entresacaremos un par de párrafos para mostrar las tendencias de pensamiento en las que en ese momento se dirimía la capital:

Grabado de la Plaza del Campillo, sobre dibujo de George Vivian que visitó la ciudad en fechas cercanas a Gautier. Archivo Histórico Municipal de Granada.

“La gran plaza de Bibarrambla ya no es todo lo bella que era cuando Gautier la vio. La Carrera del Darro casi ha desaparecido. ¡Y qué diría Gautier si viera la Alameda, el paseo del ‘Salón’, que le pareció ‘uno de los sitios más agradables del mundo’, con los árboles cortados y convertido en parque inglés aquel gran jardín, de mirtos, rosales, jazmines (de toda la flora granadina), que se extendía a la vera del río Genil!

...Los enemigos personales de Gautier quieren civilizarse, y entienden que la civilización consiste en cambiar ellos de traje, sus casas de fachada y sus calles de línea. En el fondo de todo esto hay, sin embargo, un negocio antipatriótico, pero lucrativo. La Gran Vía, por ejemplo fue algo más que una salvajada artística. Mucha gente se enriqueció en la compraventa de solares y sirviendo a los anticuarios europeos artesonados, portadas, balaustradas, rejas, columnas... Ahora, cuando se anuncia una reforma cualquiera, los buitres de la compraventa se frotan las manos.”

Alamedas del Genil. Dibujo de Henry Swimburne realizado a finales del S. XVIII o principios del XIX. Museo Casa de los Tiros (Granada)

Así se cierra la historia de esta humilde placa de azulejos diseñada, no nos olvidemos, por Manuel Ángeles Ortiz, uno de los grandes pintores de la llamada Escuela de París, jiennense de nacimiento pero granadino hasta la médula. Curiosamente, el artista no estaba presente el día de la inauguración porque ya había partido hacia París. La placa sigue colocada en el edificio, remozado en los años 80-90, y el boceto de la misma lo podemos ver en la casa museo de Manuel de Falla, pues le fue regalada por Manuel Ángeles, probablemente en agradecimiento por la carta de presentación que le dió ante Picasso, para que pudiera comenzar su carrera artística en un medio más cosmopolita.

Boceto de Manuel Ángeles Ortiz de la placa de azulejos de la calle Párraga, regalada a Manuel de Falla
Casa Museo Manuel de Falla (Ayuntamiento de Granada)

Es una curiosa historia que, aún hoy, podría ser vigente. Las diferencias de opinión sobre el futuro de la ciudad e incluso, cómo gestionar el brillante pasado, produce cierta artrosis endémica que siglo tras siglo se vuelve a padecer. Lo importante es ver cómo el grupo rinconcillista y si me apuran, el empeño de Mora y Almagro, consiguen una repercusión a nivel nacional que llegará a Madrid y Barcelona, de la simple colocación de un azulejo. Esto es debido a la pujanza intelectual de ese momento, a sus contactos en los medios de comunicación –especialmente madrileños– y el desarrollo de una campaña bien trazada, tal y como habían aprendido ese año con el Concurso de Cante Jondo. Lástima que al final se tachara de exclusivismo algo tan bonito, pero que es cierto que quedó restringido al círculo de los organizadores.


José Vallejo Prieto

 

 

 Como supongo que a más de un lector le puede interesar conocer el texto del Viaje por España de Théophile Gautier, dejo aquí este enlace para que puedan leerlo en red:

http://www.bocos.com/dwgautier_indice_itinerario.htm

 

 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

MORA GUARNIDO, José. Federico García Lorca y su mundo. Granada: Caja General de Ahorros de Granada, 1998.

RODRIGO, Antonina. Federico García Lorca y Manuel Ángeles Ortíz. Memorias de Granada. Alcalá la Real: Ed. Zumaque, 2010.

GARCÍA POSADAS, Miguel. Federico García Lorca, Obras completas. Barcelona, 1996.

PERAGÓN LÓPEZ, Clara Eugenia. La literatura en la prensa periódica granadina (1915-1936) UGR. 2006

 

 

EL DEFENSOR DE GRANADA (1922)

EL LIBERAL DE MADRID (1922)

EL NOTICIERO GRANADINO (1922)

EL SOL DE MADRID (1922)

LA ÉPOCA DE MADRID (1922)

LA GACETA DEL SUR (1922)

 

 


 

4 comentarios:

  1. Fantástico y emotivo el artículo. Algún día te podré ampliar la relación que Manuel Ángeles Ortiz tenía con Fajalauza. (Ceramica de los Morales en el Albaicín).

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  2. Emocionada con la lectura.. Gracias, porque me has abierto una puerta llena de ilusión.

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  3. Emocionada tras la lectura... Gracias, me has abierto una puerta cargada de ilusión

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